En 2002, la figura de Ozzy Osbourne dio un giro inesperado. El líder de Black Sabbath, célebre por su voz rasposa, sus excesos y su mística oscura, se transformó —junto a su familia— en el improbable protagonista de uno de los realities más influyentes de la televisión moderna: The Osbournes.
Redacción Ciberadio
Producción original
Emitido por MTV entre 2002 y 2005, el programa mostró la vida diaria del “Príncipe de las Tinieblas” en su mansión de Beverly Hills, lejos de los escenarios y envuelto en una rutina tan doméstica como desordenada. Con cámaras encendidas las 24 horas y sin filtros, la audiencia fue testigo de discusiones familiares, bromas absurdas, mascotas incontrolables, la lucha de Sharon Osbourne contra el cáncer y las batallas internas de Ozzy contra sus adicciones y su dislexia.
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La serie rompió moldes. En su punto más alto, más de seis millones de personas la sintonizaban en Estados Unidos, convirtiéndola en el programa de cable más visto en la historia de MTV hasta ese momento. Era una ventana inédita a la intimidad de una familia célebre, donde el desorden, el humor involuntario y la vulnerabilidad se combinaban con una crudeza nunca antes vista en pantalla.
Ozzy, el mismo que una vez escandalizó al mundo al morder la cabeza de un murciélago en el escenario, aparecía ahora resbalándose en excremento de perro o discutiendo por una máquina de burbujas. Aquella torpeza entrañable lo humanizó ante una nueva generación, al tiempo que relanzaba su imagen pública.
“The Osbournes” también sirvió como plataforma para sus hijos: Kelly incursionó brevemente en la música con un cover de Papa Don’t Preach, mientras Jack se inclinó por el negocio discográfico. La serie incluso ganó un Emmy en la categoría de mejor programa de no ficción, galardón que Sharon y Kelly Osbourne recibieron en el escenario.
Pero el fenómeno tuvo su costo. Años después, Ozzy reconoció que el reality lo afectó profundamente. Declaró que durante las grabaciones estaba drogado todos los días y que sus hijos detestaban la constante invasión de cámaras. “Por un lado fue fenomenal, por otro lado tuve que ver a mi familia sufrir”, reflexionó. “¿Lo haríamos de nuevo? No lo creo”.
Tras el final del programa, la familia abandonó Beverly Hills y, dos décadas después de vivir en Estados Unidos, regresó al Reino Unido, citando la violencia y la presión fiscal como motivos. Su vida en la campiña inglesa, ahora en una finca de 150 hectáreas en Buckinghamshire, fue registrada en otro reality más sobrio: Home to Roost, producido por la BBC.
Dos décadas después de su emisión, The Osbournes sigue siendo un punto de quiebre en la historia de la televisión. No solo redefinió el concepto de celebridad ante las cámaras, sino que pavimentó el camino para fenómenos como Keeping Up with the Kardashians, The Simple Life y Family Jewels. Un experimento que, aunque caótico y controversial, marcó para siempre la cultura pop.