CIBERADIO | MÚSICA
Bajo el nombre Back to the Beginning, el evento reunió a más de 40 mil personas en una emotiva celebración del legado de la banda pionera del metal. Fue también la primera vez en veinte años que los cuatro miembros originales —Ozzy Osbourne, Tony Iommi, Geezer Butler y Bill Ward— compartieron escenario, en lo que se convirtió en una verdadera fiesta del metal.
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A sus 76 años, Ozzy Osbourne enfrentó el escenario con entereza pese a sus problemas de salud y su diagnóstico de Parkinson. Sentado en un trono especialmente diseñado, repasó clásicos de su carrera en solitario como “Crazy Train” y “Mama, I’m Coming Home”, para luego reencontrarse con Black Sabbath en una poderosa interpretación de himnos como “War Pigs”, “Iron Man” y “Paranoid”.
El concierto tuvo una duración total de más de nueve horas, con un cartel que reunió a figuras fundamentales del género como Metallica, Guns N’ Roses, Slayer, Anthrax y Alice in Chains, entre otros. La velada incluyó también homenajes especiales y mensajes grabados de artistas y actores cercanos a la banda, en un ambiente cargado de nostalgia y reconocimiento.
Las entradas se agotaron en cuestión de minutos y el evento fue transmitido en vivo a nivel global. Todos los fondos recaudados serán destinados a causas benéficas, incluyendo organizaciones médicas y hospitales infantiles en el Reino Unido.
Antes de cerrar la noche, Ozzy agradeció a sus seguidores con un mensaje breve y conmovedor: “Los amo. Gracias por caminar conmigo todos estos años”. Aunque confirmó que no volverá a actuar en vivo, dejó abierta la posibilidad de seguir creando música en estudio.
Este concierto no solo marcó el fin de una era. Fue un acto de gratitud y una declaración de legado. Black Sabbath no solo fundó un género: cambió la historia del rock para siempre. Y su despedida estuvo a la altura de esa historia.