Esos ojos nos traen de cabeza y nos derriten –literalmente– el corazón. Quienes viven con un perro conocen de sobra esa mirada suplicante que nos dedica cuando ha hecho algo que no debería, pero también si quiere un premio o salir de paseo. Tu amigo de cuatro patas frunce el ceño, abre mucho los ojos y te mira fijamente… hasta que te rindes irremediablemente ante semejante despliegue de encanto peludo.

Los gatos no solo reinan en Internet. También se erigen como los reyes de nuestro salón, se apoderan del sofá y les alimentamos con carísimas latitas gourmet y delicado salmón nórdico. Todo a cambio de ese delicioso ronroneo y del amor incondicional que sentimos por ellos... Pero sus compañeros los perros no se quedan detrás: rascamos sus orejas durante horas, les agasajamos con juguetes y dietas perrunas delicatesen y, admitámoslo, muchos duermen en nuestra cama.

Dejar al perro solo en casa puede ser un problema para algunas personas, ya que no cuentan con un jardín para que el perro pasee tranquilo, o bien nuestra mascota puede sufrir ansiedad por separación y ponerse nervioso, con lo que acabará ladrando o rompiendo cosas. Hay muchas cosas por las que resulta difícil dejar al perro solo en casa.