Y si hablamos de literatura fantástica, ¿creéis que es bueno promover que se “pierda” tiempo leyendo sobre historias de elfos, dragones y otros personajes ficticios cuando se podría estar leyendo textos más “productivos” o “útiles” para mejorar el desarrollo, por ejemplo, profesional?
No debe considerarse un distractor o una pérdida de tiempo para la educación de un joven, sino que, al contrario, contribuye de manera insustituible en su forma de percibir el mundo.”
Un estudio hecho en 2013 por los psicólogos sociales Emanuele Castaño y David Comer Kidd, afirma que leer literatura fantástica o de ficción contribuye a que las personas entiendan el “estado mental” de los demás, lo cual promueve la capacidad de empatía y de generar relaciones. Además, hacen hincapié en el impacto que tiene en nuestra capacidad de empatía como resultado de la manera en que este tipo de libros involucran al lector.
A diferencia de otro tipo de literatura, como la científica, la técnica o la meramente informativa, la literatura fantástica requiere de un compromiso intelectual-emocional y de pensamiento creativo por parte de los lectores. Por lo tanto, una persona habituada a leer este tipo de libros tendrá una mayor tendencia a comunicarse y a relacionarse mejor con su entorno.
En conclusión, parece que la literatura fantástica no sólo nos abre a las demás personas, a comunicarnos mejor y a ser empáticos, sino que también abre nuestra capacidad de visión y de darle sentido a lo que hacemos. Cierro entonces con una pregunta: ¿valdría la pena promover que fuéramos un poco más soñadores, que nos preocupáramos un poco menos por la adquisición de habilidades y datos “duros” y que nos atreviéramos a dejarnos inspirar por unos cuantos caballeros, elfos y dragones?
Nota publicada originalmente por: JGGonzalezWritter